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Damián Carmona

Presidente

No podemos permitir que los políticos defiendan sus intereses corporativos por encima de sus intereses como ciudadano.

Estimados amigos:

En nombre de la Fundación Sociedad Civil les doy la bienvenida a nuestro nuevo sitio Web, donde esperamos encontrarán toda la información que necesiten acerca de nuestras actividades.

A partir de su creación en el año 2005 la fundación ha realizado numerosas actividades, algunas de las cuales, aunque se refieren a hechos que han perdido toda vigencia, hemos decidido incluirlas, pues creemos aportan información útil sobre qué somos y qué valores defendemos.

Tradicionalmente en España el mundo de las ideas políticas se ha considerado como exclusivo de los partidos, los cuales, a través de fundaciones vinculadas, generan un debate de ideas que consideramos obedece a sus intereses cortoplacistas. Si a esto añadimos el corsé que supone lo “políticamente correcto”, es muy difícil que en estas condiciones, se pueda producir el debate de ideas que necesitamos para superar los retos a los que nos enfrentamos actualmente.

Deberá de ser la propia sociedad la que se organice y exija el papel que le corresponde en una sociedad moderna.

Los cuarenta años de dictadura que sufrimos en España consolidaron un grave desequilibrio entre el Estado y la sociedad civil. Después de cuarenta años de democracia está claro que la solución a este grave problema no va a provenir del mundo político. Deberá de ser la propia sociedad la que se organice y exija el papel que le corresponde en una sociedad moderna.

Desde la modestia pretendemos contribuir a engrosar el reducido número de instituciones que de momento conforman la sociedad civil española, y contribuir con nuestra propia visión al debate político.

Somos plenamente conscientes de que la objetividad, aunque se persiga con ahínco, no existe en política, pero no pretendemos aportar objetividad, sino una visión más, tan necesaria en las sociedades abiertas, eso sí, independiente de cualquier partido y abierta a la concurrencia con el resto.

Las críticas van dirigidas al excesivo poder que los partidos políticos y sus entornos.

No queremos hacer una enmienda a la totalidad de la tan denostada, hoy en día, “clase política”, tan injustamente agredida por el populismo. La actividad política no sólo es una de las más nobles actividades que realizan los seres humanos, sino que su reconocimiento es imprescindible para seguir avanzando en los logros sociales.

Las críticas van dirigidas al excesivo poder que los partidos políticos y sus entornos han llegado a detentar en España, más aún, cuando no existe democracia interna en éstos. El control interno es tan fuerte que ha sido más fácil crear partidos alternativos a los tradicionales, que cambiar las élites que los dirigen durante décadas.

Creemos que la participación política la deben ejercer ciudadanos con vocación, dispuestos a dedicar una parte de su trayectoria vital a ella, pero no una profesión a la que aferrarse. No podemos permitir que los políticos defiendan sus intereses corporativos por encima de sus intereses como ciudadano, y para ello es esencial evitar que la política termine convirtiéndose en una salida profesional.

La consecuencia de todo esto es que tenemos unos políticos, que salvo honrosas excepciones, no tienen sentido de estado, llegan a la política para perpetuarse y confunden los objetivos: no están pendientes de mejorar la sociedad, sino de ganarse un puesto en las listas electorales; no toman decisiones que a medio o largo plazo son necesarias, su único horizonte son las próximas elecciones, y si para ello hay que sacrificar el futuro del país, ya buscan los argumentos necesarios para racionalizarlo. La selección del político no es en función de su capacidad sino de su obediencia al todopoderoso líder.

Se suele decir: “tenemos los políticos que nos merecemos”. Sin entrar a valorar esta afirmación, lo que no dudamos en absoluto es que en España hace falta una sociedad civil organizada, crítica, y con fuerza para democráticamente cambiar los criterios de selección y las exigencias éticas e intelectuales de quienes nos representan, de esta manera no sabemos si conseguiremos “los políticos que nos merecemos” pero si “los que necesitamos”.

Los partidos clásicos debido a los problemas de corrupción y falta de democracia interna, se sienten incapaces de ilusionar a las nuevas generaciones, las cuales no reconocen todas las ventajas que “el sistema” que pretenden derribar les ha proporcionado. Nunca ha existido una generación en España que haya disfrutado de tan altas cotas de libertad y bienestar como las actuales.

Creemos que la democracia es imprescindible para que cada individuo desarrolle sus máximas potencialidades, la única forma de ser feliz y de construir sociedades sanas y prósperas.

Todos hemos sido jóvenes, y sabemos la rebeldía que ello implica, pero asumiendo lo injusto de toda generalización y pidiendo excusas por ello, no podemos dejar de constatar que hemos sido incapaces de poner a su disposición los instrumentos intelectuales, para que pudieran canalizar sus críticas en la mejora del sistema que los españoles nos dimos aprobando la Constitución de 1978. La falta de consenso en las políticas educativas ha dejado a nuestros jóvenes expuestos a la demagogia populista, constituyendo el mejor caldo de cultivo para el avance de los partidos antisistema: nacionalistas separatistas, fascistas y comunistas.

Desde la Fundación Sociedad Civil queremos trabajar y colaborar con todos aquellos que estén dispuestos a un debate sincero y responsable, que aporte soluciones a los retos que enfrentan las democracias, mejorándolas en lo posible, con el fin de que se consoliden y se extiendan. Creemos que esta forma de gobierno, la mejor de toda la historia de la humanidad, es imprescindible para que cada individuo desarrolle sus máximas potencialidades, la única forma de ser feliz y de construir sociedades sanas y prósperas.

Un cordial saludo,

Damián Carmona Navarro, Presidente