Ya en 1994 el brillante etólogo Irenäus Eibl-Eibesfeldt en su libro “La Sociedad de la Desconfianza” decía:
<<El que el ansia de poder humana no disponga de frenos en forma de mecanismos de desconexión es una razón más para que las organizaciones creadas por el hombre desarrollen a menudo una dinámica propia por medio de la cual se autonomizan y se convierten en fines en sí mismas. Si por ejemplo alguien trabaja en la administración, intentará mostrarse “creativo” al administrar dictando constantemente nuevos reglamentos. Al final, una espléndida armazón reglamentaria puede degenerar en un corsé que todo lo paralice. Con demasiada facilidad, se dictan más leyes de las que se revocan.Naturalmente, las personas que trabajan en tales organizaciones pretenden mantener y mejorar sus posiciones. Esto lleva a que las organizaciones se independicen cada vez más a través del aumento de su poder, se sustraigan al control de la colectividad y en última instancia puedan convertirse en una carga, incluso en un peligro para ella>>.
Estas palabras parecen dictadas para reflejar la historia reciente de nuestro país, unas comunidades autónomas desbocadas en sus peticiones de competencias, que se han desarrollado de manera increíble en poco espacio de tiempo, llegando incluso a crear como predice Irenäus graves problemas a la colectividad.
Por mi afición a las aves de presa, y otras especies en peligro de extinción, he vivido desde su inicio la gestación, nacimiento, y desmesurado desarrollo de lo que comenzó como Agencia de Medio Ambiente, y se ha transformado en una súper consejería capaz de paralizar cualquier actividad productiva de nuestra región, sin por otra parte cumplir con su objetivo, preservar el Medio Ambiente, y además despilfarrando medios y dinero. Cuando leía estos capítulos de “La Sociedad de la Desconfianza” no podía evitar evocar el desarrollo de la Consejería de Medio Ambiente, pues este se atenía de manera milimétrica y como única causa a la expresada por el autor, sólo añadiría que el miedo injustificado de nuestros políticos a unos ecologistas iluminados ha permitido este desarrollo innecesario.
Aunque son muchas las personas que se resisten a aceptar que el comportamiento humano se explica en parte por su herencia biológica, no deja de ser curioso la exactitud con que el autor de “La sociedad de la Desconfianza” describe en su libro comportamientos como los que hemos mencionado, para apoyar aún más la exactitud de las ideas de Irenäus reflexionemos sobre las siguientes palabras del autor:
<<La idea de prestigio de los encargados de determinadas tareas se revela también como un freno para las reformas. Se defenderán sobre todo contra las limitaciones, incluso aunque las reconozcan necesarias. Las reducciones presupuestarias, por ejemplo en ministerios, van unidas a una supuesta pérdida de prestigio y chocan por tanto con resistencias emocionales>>.
Parece imposible retratar mejor la actitud de nuestros administradores en la actual situación de crisis. Después de más de tres años de crisis las empresas y las familias han realizado ajustes muy duros, pero las administraciones sólo se han dedicado a maquillar la situación.
Creo que los directivos del Círculo de Economía son testigos de excepción, pues estoy seguro que en su trato con la administración comprueban diariamente la descomunal dimensión de una administración, que lejos de ayudar a los emprendedores no pone sino obstáculos absurdos, nos obligan a realizan un montón de trámites que no sirven para nada y los que sirven para algo lo hacen de forma ineficiente. La actual administración española y sus actividades es un sin sentido tan grande que no se puede explicar sino es por el tipo de comportamientos que en su libro nos describe Irenäus.